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Antiguo 26/06/2005, 15:52
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metacortex
Viejo demente
 
Fecha de Ingreso: junio-2004
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Tengo un buen amigo que es pintor. Un día se le ocurrió abrir su atelier para hacer exposiciones permanentes. Unos días después de la inauguración decidí visitarlo para ver cómo le iba y obsequiarle unos buenos retazos de frisk que le compré. Cuando entré pude notar una obesa señora que le hablaba y justo decía "lo siento señor, me gusta este cuadro pero no lo compraré porque no me combina con los muebles". Mi amigo como buen asceta-ermitaño-obstinado (y famoso por su escaso tacto en las relaciones humanas) sólo le respondió: "lárguese".

Ese día llegué en el minuto "fatal", pero acabo de recordar aquél momento y me doy cuenta que si todos esos profesionales ya citados hubiesen enfrentado los mencionados pretextos de sus clientes, la respuesta sería única e invariablemente: "lárguese".

Claro, la mayoría de los diseñadores nos inclinamos por lo que llaman 'servicio a domicilio' o más gringamente 'in company', por ello sería ilógico que dijésemos "lárguese" a quien está sentado en su propio escritorio adornado con una planta de plástico y una plástica secretaria en la recepción. Simplemente nuestro orgullo entra en conflicto con la necesidad monetaria y llegamos a esas encrucijadas angustiosas donde nos preguntamos qué sería mejor: si marcharnos azotando la puerta o ceder a la prostitución en nuestro propio oficio.

Y como soy muy feo para servir de prostituta, opto por marcharme educadamente sin olvidar despedirme de la plástica secretaria que en ese momento se está pintando las uñas, sin saber que yéndose la "prostituta" ella será quien se tendrá que inventar algo en power point o publisher para asegurar el salario miserable que incluye trabajo, café, cama y ahora la dirección creativa de la nueva imagen de la empresa.

Pero no me tilden de pesimista. Hay buenos clientes y es por eso que todavía sigo diseñando. También como militante de izquierda hago algo de labor social sin cobrar, un afiche, volante o pendón de vez en cuando pero les digo seriamente: entre un cliente que pague y no aprecie mi trabajo y otro que no tenga recursos pero sepa reconocer un buen diseño, me voy por el segundo (Ya vendrá quien pague). Amo al diseño y lo veo más que unos cuantos billetes, que al final se parecen a aquellas 30 monedas de plata.

Saludos.