La regla de oro dice: primero resuelve el problema, luego escribe el código.
Si no eres capaz de resolver el problema de manera mental no importa que lenguaje uses, aunque ciertamente uno más expresivo y breve puede servir más.
Además el trabajo que te han dejado es para ejercitar tu capacidad analítica, de ingeniería y creatividad.
Por mucho que alguien te ayude a pensar, después, en el mundo real, nadie podrá ayudarte si no fuiste capaz de llegar a una solución por ti mismo.