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Lagartija
 
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Victoria Sangrienta

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Iniciado por Capitan Alatriste
"Honor a los campecinos"

Solo kiero reconocer la utilidad de estas unidades despresiadas. resulta k en mi ultima batalla fui acediado por un ejercito de galos dispuestos a quemar, violar y eliminar a toda la poblacion del enclave que puntea las regiones de mi imperio en las tierras de la europa central. no tube otra opcion que defender mi ciudad con unos 30 astados y cuatro unidades de campecinos, si de esos k huyen tan facil.. y sin embargo despues de una ardua batalla en la que me dedique a atacar y correr por toda la ciudad tres campecinos armados con sus pilums y mi general fue lo unico k kedo en pie en medio de la plaza de la ciudadela. baya joda heroica k se aventaron jeje!!.
Alguien se ha visto en peores condiciones y salido con vida?
Ayer les conquisté su última ciudad a los Dacios manejando a los servidores del Faraón. Su capital tenía una empalizada de madera de 2ºnivel, y un ejército completo de tropas de baja calidad, todo montañeses y lanceros de la estepa (la mitad de estos mercenarios), excepto el lider de la facción, unos arqueros a pie y otros a caballo.
Mis egipcios tenián también un ejército casi completo (3/4 partes), con unidades de baja calidad. Al mando estaba el general con sus carros, contaba con 5 falanges de lanceros del Nilo (que dejan mucho que desear como falanges, pierden su formación aunque les ataquen de frente), 3 unidades mercenarias de lanceros de la estepa, 4 de honderos (que con empalizadas de 2º nivel, no son capaces de disparar desde fuera a las tropas que están dentro del recinto), una de arqueros a pie y otra a caballo (mercenarios), dos unidades de caballería númida y los restos maltrechos de dos unidades de caballería árabe mercenaria.

No hubo asedio ni arietes, porque el espía me había abierto las puertas. Por experiencias propias y ajenas (¿verdad Sgto Pippers?) ya sabía que las puertas abiertas pueden convertirse en auténticas ratoneras.

Ellos empiezan con sus tropas dispersas por la ciudad, defiendiendo todas las puertas y la plaza. Como no tenía ventaja en el intercambio de proyectiles, sólo "ablando" un poco a los que están en la puerta frontal (para no perder tiempo) que retroceden lo justo para ponerse a cubierto.
A partir de aquí todo pasa muy rápido. Inmediatamente introduzco a la carrera dos falanges del Nilo, que tienen el tiempo justo para ponerse en posición antes de que les carguen dos unidades de lanceros de la estepa. Introduzco también a la carrera mis tres unidades mercenarias de lanceros para que les ataquen por la espalda. Cuando están empezando a rebasarles una de las unidades enemigas ya está desbandada, sólo queda otra para que mis hombres den un paso de gigante hacia la victoria...
Entonces aparece el general enemigo. De la tres unidades mercenarias que ya habían rebasado a las dos lanceras enemigas, mando una a atacarles por la espalda, y a las otras dos a hacer frente al general enemigo. También mando a la carrera a las tres falanges del Nilo que me quedaban. Pues apenas llegan los 2 ó 3 primeros hombres del general enemigo, mis cobardes mercenarios se desbandan y huyen presos del pánico. El efecto se contagia rápidamente a mis dos unidades de lanceros del nilo que estaban combatiendo, mientras que la unidad de lanceros de la estepa enemigos aguanta (y eso a pesar de su baja moral, sus compañeros huyendo, mis carros del general que les tenían "asustados" y mis lanceros atacando por la espalda). Se avecina el desastre. :

Estaba pensando ya en una retirada lo más ordenada posible, para salvar a los honderos, arqueros, caballería y lo que quedara de la infantería. A las tres falanges que estaban entrando por la puerta a la carrera en ese momento, les ordeno inmediatamente que salgan de allí. mientras tanto el general y los lanceros enemigos se dedican a despedazar a la infantería que tenía dentro. De las tres unidades mercenarias de 120 hombres cada una sólo se salvan 5 ó 6. De mis dos falanges del Nilo, la primera salva 20 de los 80 hombres y se reagrupa para seguir combatiendo cien metros más lejos, cuando alcanza al grueso de mi ejército ya en retirada. De la otra se salvan sólo unos 10 hombres que no debieron de parar de correr hasta llegar con sus mamás en Menfis.
Pero el general enemigo, en su ansia por matar a los hijos del Nilo, comete un error: sale con sus guardaespaldas de la ciudad persiguiendo a los restos maltrechos de mi infantería. En ese momento aprovecho la oportunidad y le mando a todo mi ejército que ataque al general en masa. A pesar de provocarle unas 20 bajas más a cada una de las tres falanges que me quedaban, muere rodeado por todo mi ejército, frente a la puerta de la ciudad.

A partir de ahí empieza una durísima reconquista de la ciudad, luchando calle a calle, con retiradas estrátegicas y emboscadas, perdiendo muchos hombres los dos bandos, sometidos constantemente a las flechas y pedradas amigas y enemigas. Pero siempre con ventaja para Egipto, que seguía a las ordenes de su flamante general. Cuando por fín llegué a la plaza central, el tiempo estaba a punto de terminar, pero allí sólo quedaban restos del ejército Dacio, que fueron barridos sin piedad. Fue una victoria épica, pero muy sangrienta. Toda la ciudad desde la puerta hasta la plaza terminó alfombrada de cadáveres.
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Lagartija

Última edición por Lagartija; 07/03/2006 a las 04:13